En un emotivo video que rápidamente se volvió viral, Romi Mendoza se sinceró como nunca antes sobre su relación con el cuerpo y los estándares estéticos que, desde la adolescencia, han influido en su autoestima. “Desde los 15 años siento que paso el día pensando en cómo me veo”, confesó la creadora de contenido, evidenciando el peso emocional que puede tener la imagen corporal en la vida de miles de mujeres.
Lejos de compartir un mensaje superficial, Romi hizo una profunda crítica al modelo de belleza impuesto que exige perfección, molde y constante transformación. “Estoy harta de que el cuerpo sea la meta”, dijo con firmeza, desafiando una narrativa que durante décadas se vendió como autocuidado, pero que muchas veces oculta inseguridades disfrazadas de disciplina.
La joven planteó un cambio de paradigma: dejar de ver al cuerpo como un destino final, como un proyecto eterno que necesita corrección, y empezar a considerarlo como un vehículo para vivir experiencias. “Voy a cuidarlo, sí, pero no para encajar, sino para que me sostenga en los momentos que valen la pena”, sentenció.
Con su testimonio, Romi abre la conversación sobre la salud mental, la presión social y el autocuidado consciente. En tiempos donde las redes sociales amplifican la obsesión por la apariencia, su reflexión invita a desarmar el mito del “cuerpo ideal” y a reconectar con una versión más genuina de lo que significa habitarse con amor y sin castigo.