El reciente estreno del documental “Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero”, dirigido por María José Cuevas, ha conmovido a los admiradores del ícono mexicano al revelar aspectos íntimos y desconocidos de su vida. Entre los temas más sensibles abordados se encuentra el presunto abuso que el cantante habría sufrido en su adolescencia, a los 13 años, cuando trabajaba como ayudante en la casa de un sacerdote. Este testimonio, narrado por el periodista Alejandro Brito, ha generado una profunda reflexión sobre los silencios y las heridas que marcaron al artista en su juventud.

Singer Juan Gabriel performs during the Latin Grammy Awards in 2009.

La producción de Netflix busca reconstruir la historia de Alberto Aguilera Valadez, nombre real del artista, desde una mirada más humana y emocional. Más allá del ídolo de la música latina, el documental muestra al niño que enfrentó el abandono, la injusticia y el dolor, pero que encontró en la música su refugio y forma de supervivencia. Esta faceta menos conocida del “Divo de Juárez” permite entender la fuerza interior que lo llevó a convertirse en una de las voces más queridas de Hispanoamérica.

Además de abordar este episodio de abuso, la serie revive momentos difíciles de su juventud, como su detención en Ciudad Juárez, cuando fue acusado injustamente de robo y discriminado por su manera de ser. Con imágenes inéditas y testimonios impactantes, “Debo, puedo y quiero” se posiciona como una pieza documental que busca rescatar al ser humano detrás del mito, recordando que incluso los más grandes artistas cargan historias de dolor, resiliencia y esperanza.