Guadalupe González, exreina de belleza y expareja del pelotero Juan Manuel Salgueiro, volvió a encender las redes sociales con una serie de publicaciones que no pasaron desapercibidas. Desde su cuenta personal, la influencer combinó consejos de cocina con reflexiones filosas sobre la vida, las críticas y su ambición de éxito. El mensaje fue claro, a ella nadie la guía ni la deslumbra, y mucho menos la detiene.

“Yo no persigo a nadie”, escribió en una de sus historias, en un tono que dejó entrever que no se trata solo de una declaración personal, sino de un dardo dirigido a quienes la han cuestionado o subestimado. Según Guadalupe, no le interesa el dinero ajeno ni los encantos superficiales. “Busco un futuro, no perder el tiempo”, sentenció, marcando distancia con lo que considera actitudes mediocres.

La exMiss Paraguay no solo habló de su presente, sino que proyectó con fuerza su futuro. “Yo voy a ser la del dinero, y mucho… ¡Manifiesto!”, afirmó con seguridad, apelando al concepto de la manifestación personal que tanto circula entre figuras públicas. Al mismo tiempo, animó a sus seguidores a concentrarse en sus propias metas y dejar de prestarle atención a las críticas: “No desvíes tu rumbo por nadie”, aconsejó.

Las críticas a su tono de voz y estilo de expresión tampoco fueron ignoradas por González, quien apuntó directamente a quienes la cuestionan por su forma de hablar. “Esas trozadas vienen de gente insegura que no soporta verte brillar”, disparó, dejando en claro que no piensa pedir disculpas por ser auténtica. Para ella, las críticas no son más que el reflejo del miedo ajeno.

“Dejá de pedir consejos a gente que no logró nada”, fue otra de sus frases más comentadas. En tiempos donde la exposición pública conlleva juicios constantes, Guadalupe optó por responder desde un lugar de autoafirmación. Su discurso, aunque polémico, apunta a una narrativa cada vez más popular, la del empoderamiento sin filtros y sin pedir permiso.

Con un perfil que mezcla glamour, provocación y motivación personal, Guada se posiciona como una figura que incomoda tanto como inspira. ¿Egocéntrica o empoderada? ¿Sincera o soberbia? Sea cual sea la mirada, lo cierto es que González no pasa desapercibida y, al parecer, así le gusta.