El querido profesor Ramón Silva atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida. Tras someterse a complejos tratamientos de radioterapia que comprometieron su mandíbula y sus cuerdas vocales, una serie de nuevos diagnósticos encendieron las alarmas: una infección severa interrumpió la cirugía que reemplazaría su mandíbula por una prótesis de titanio, y los médicos detectaron además un tumor maligno que requiere atención urgente.

Ahora, el camino de don Ramón continúa con una quimioterapia intensiva de tres meses, antes de poder retomar cualquier intervención quirúrgica. Como si fuera poco, especialistas del corazón advirtieron afecciones cardíacas que deben estabilizarse con rapidez. A pesar de la dureza del proceso, el docente se muestra fuerte y se aferra a su fe: “Me sostienen la esperanza y los milagros que ya viví. Pero ahora necesito fuerza, comida, ánimo y recursos para seguir”, expresó con voz quebrada.

Silva, quien por años enseñó y compartió sabiduría con generaciones de estudiantes, hoy necesita el respaldo de la ciudadanía. Los gastos médicos se han vuelto insostenibles, obligándolo a endeudarse para no frenar su tratamiento. Desde sus redes y entrevistas, pide oraciones y colaboración económica para seguir luchando por su salud. Su historia es un llamado a la solidaridad, una de esas que nos recuerdan que, cuando un educador cae, todo un pueblo debería ayudar a levantarlo.