La última entrega de MasterChef Celebrity fue mucho más que una competencia culinaria: fue un viaje emocional al corazón de sus participantes. En una consigna dedicada a la infancia, los famosos debían presentar una fotografía de cuando eran niños y contar cómo vivían sus cumpleaños. Lo que parecía una noche de recuerdos tiernos terminó por transformarse en un escenario de confesiones íntimas y lágrimas verdaderas.
Epifanio González, el exárbitro conocido por su firmeza en la cancha, sorprendió al mostrar la imagen de su hijo mayor, en lugar de una foto suya de pequeño. «Hice trampa», admitió sin rodeos. Pero lo que vino después desnudó un dolor profundo, con voz temblorosa, Epifanio reveló que su familia se encuentra dividida desde la muerte de su esposa en 2019 y que su mayor deseo es volver a unir a sus hijos.
“Les pido a Carlitos, a Nathu y a Paty que volvamos a ser familia. No puede ser que estemos separados. Yo no hice nada, ustedes tampoco. El orgullo no puede ser más fuerte que el amor”, expresó, mientras sus palabras tocaban a todos los presentes. El plató, normalmente colmado de risas y tensión por la competencia, se cubrió de un silencio emotivo.
El “profe” pidió a sus compañeros que firmaran la foto de su hijo como un gesto simbólico de su anhelo de reconciliación. “Solo quiero que los domingos volvamos a comer juntos”, dijo con el corazón en la mano. Su sinceridad provocó lágrimas no solo entre los famosos, sino también entre los televidentes que sintieron que, más allá de los fogones, MasterChef fue por una noche el escenario de una historia profundamente humana.