En una fecha destinada a homenajear la labor periodística en Paraguay, Larissa Riquelme aprovechó su tribuna en redes sociales para lanzar un mensaje que no pasó desapercibido. Con palabras cargadas de emoción y dureza, la mediática modelo y comunicadora puso sobre la mesa experiencias que, según ella, reflejan la discriminación silenciosa que viven muchos en los medios, especialmente quienes no encajan en los moldes tradicionales.

Lejos de las felicitaciones típicas y los saludos protocolares, Larissa eligió compartir el lado incómodo de su trayectoria. “Me subestimaron, me ignoraron, me atacaron con chismes y me faltaron el respeto”, confesó. Pero lejos de victimizarse, su mensaje tuvo un giro desafiante: “Me sequé las lágrimas y seguí. No para callar bocas, sino porque sí creo en mí”.

En un ambiente mediático donde muchas veces se privilegia el espectáculo por encima del contenido, Riquelme también marcó postura: “Ser periodista no es pararse frente a una cámara a opinar sin rumbo. Es estudiar, prepararse, entender el valor de las palabras”. Con esto, no solo defendió su evolución profesional, sino que mandó una indirecta a varios colegas que, según dejó entrever, la trataron con desprecio por su pasado de modelo.

El texto, que rápidamente se viralizó en la plataforma X, despertó tanto apoyo como críticas. Algunos usuarios aplaudieron su valentía y su honestidad, mientras otros pusieron en duda su autoridad para hablar de ética periodística. Larissa, sin embargo, se mantuvo firme en su mensaje: comunicar es un oficio que demanda respeto, y ella está dispuesta a seguir luchando por su lugar, con más experiencia que escándalos.

La publicación reabre un viejo debate en la industria del espectáculo local: ¿quién puede considerarse “periodista”? ¿La formación académica es suficiente? ¿El prejuicio pesa más que el mérito? Larissa Riquelme, con sus luces y sombras, acaba de recordarle al país que no hay mejor respuesta que el trabajo constante y la resistencia silenciosa.