Joaquín Sabina cerró su gira “Hola y adiós” el domingo en el Movistar Arena de Madrid con un concierto cargado de emoción, frente a 12.000 personas que acompañaron cada instante de su despedida. A sus 76 años, el cantante de Úbeda describió esta presentación como “el último de mi vida y por tanto el más importante”, reconociendo que sería el recuerdo que atesorará con mayor intensidad en los años venideros. La atmósfera en el recinto combinó nostalgia, alegría y gratitud, mientras Sabina se dirigía a fans de todas las generaciones.

El espectáculo comenzó casi 10 minutos más tarde de lo previsto y arrancó con “El último vals”, en un guiño simbólico a la gira y a su trayectoria. Durante más de dos horas, Sabina recorrió su repertorio, acompañado de su banda, entre aplausos, lágrimas y ovaciones que se prolongaron hasta el cierre. Con la voz quebrada, el artista agradeció a su público y remarcó que la gira había recorrido medio mundo, con 71 conciertos y más de 700.000 entradas vendidas, consolidando su despedida de los escenarios con un adiós inolvidable.
Pese a anunciar el fin de sus presentaciones en vivo, Sabina confirmó que su carrera artística seguirá viva en la composición y producción musical. Su entorno aclaró que continuará creando y publicando nueva música, aunque sin subirse a un escenario, debido al desgaste físico que implica. Así, el legado de Sabina sigue extendiéndose: su voz y sus letras permanecerán, mientras el músico se despide del contacto directo con el público.

