Jennifer Lopez ha encendido los escenarios europeos con su gira Up All Night, un espectáculo que fusiona energía, sensualidad y una producción de alto impacto. A sus 56 años, la estrella del pop no solo ha presentado nuevos temas y coreografías vibrantes, sino que también ha exhibido una imagen renovada que desafía estereotipos de edad en la industria musical. Con un vestuario audaz y movimientos que remiten a la mejor época de su carrera, la artista ha logrado una conexión potente con su público, que la celebra sin reservas.

Sin embargo, no todos han recibido su regreso con la misma emoción. La periodista y presentadora Megyn Kelly lanzó una dura crítica a la intérprete, señalando que su estilo “excesivamente sexualizado” no se condice con su edad. Desde su programa, Kelly cuestionó la estética y los movimientos de Lopez en el escenario, comparándola incluso con figuras del entretenimiento para adultos y desmereciendo su performance por considerarla «fuera de lugar». Sus dichos rápidamente encendieron el debate en redes sociales y medios, polarizando las opiniones.

El cruce entre el empoderamiento femenino y los límites impuestos por la edad volvió a tomar protagonismo con esta controversia. Mientras muchos defienden el derecho de JLo a mostrarse auténtica y libre a cualquier edad, otros consideran que debería adoptar una imagen «más acorde» a su madurez. La discusión, lejos de apagarse, pone nuevamente en foco los prejuicios hacia las mujeres artistas y hasta qué punto la sociedad está lista para aceptar a una diva que se rehúsa a encajar en moldes impuestos.