El Gobierno de Estados Unidos anunció que desplegará agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante el próximo Super Bowl, que se celebrará el 8 de febrero en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California. Esta medida, impulsada como parte de una política más estricta hacia la inmigración, buscará reforzar la seguridad durante el evento deportivo más importante del país, y al mismo tiempo, enviar un mensaje contundente a las personas indocumentadas.

Corey Lewandowski, asesor del Departamento de Seguridad Nacional, fue tajante al declarar que “ni el Super Bowl ni ningún otro evento serán refugio para quienes se encuentran ilegalmente en el país”. En un tono desafiante, sostuvo que quienes no tengan documentación en regla deberían abandonar Estados Unidos por voluntad propia, afirmando que se trata de una orden directa del presidente.

La designación del cantante puertorriqueño Bad Bunny como artista principal del espectáculo de medio tiempo también fue blanco de críticas por parte del gobierno. Lewandowski calificó la elección como “vergonzosa” y aseguró que el artista no representa los valores estadounidenses. La polémica crece mientras el evento se aproxima, en medio de un clima tenso por las políticas migratorias y el uso político de un espectáculo cultural global.