La edición 2025 de Miss Universo, desarrollada en Tailandia, ha captado la atención mundial no solo por el desfile de participantes, sino por los episodios controversiales que han sacudido la antesala de la gala final. Lo que debía ser una celebración de diversidad y talento terminó envuelto en discusiones sobre conducta, respeto y transparencia dentro del concurso.

Uno de los momentos más tensos ocurrió durante la ceremonia de bandas, cuando Fátima Bosch, representante de México, fue blanco de un cuestionable ataque verbal por parte del empresario tailandés Nawat Itsaragrisil. La situación llevó a Bosch a retirarse del evento, gesto que recibió apoyo inmediato de otras figuras del certamen, entre ellas la miss de Irak y la Miss Universo 2024, quienes también abandonaron el lugar en solidaridad. El episodio encendió el debate sobre el trato hacia las concursantes y la responsabilidad de quienes ocupan cargos de influencia en el certamen.

Ante la creciente presión pública, el recién nombrado CEO de Miss Universo, Mario Búcaro, viajó a Tailandia para encabezar una investigación interna. Su intervención derivó en sanciones contra Itsaragrisil y en un llamado a reforzar las medidas de seguridad y bienestar para todas las participantes. Con la final a la vuelta de la esquina, la organización busca recuperar la confianza del público y garantizar que el foco vuelva a estar en el talento y esfuerzo de las candidatas.