La Rosalía volvió a romper esquemas, esta vez no desde un escenario, sino desde el front row de la Semana de la Moda en París. Vestida con un conjunto blanco y negro, la artista española dejó claro que también lidera en el terreno de la moda alternativa. Su aparición con las axilas sin depilar y visiblemente decoloradas no pasó desapercibida, y más que causar polémica, confirmó una tendencia que gana terreno el vello como símbolo de identidad, libertad y poder personal.

Lo que antes se ocultaba, hoy se exhibe. Rosalía no solo desafía las normas desde su música, también lo hace con su imagen. La cantante se suma así a una estética adoptada por la Generación Z, que abraza lo natural, lo disruptivo y lo que incomoda a los moldes clásicos. Cejas despeinadas, uñas 3D, ojos decorados con cristales y vellos de colores son parte de esta narrativa que privilegia la expresión libre por sobre la perfección impuesta.

Con cada aparición pública, Rosalía reafirma su lugar como referente cultural más allá del pop. Ya no se trata solo de provocar, sino de inspirar nuevas formas de ver (y habitar) el cuerpo. En un contexto donde la belleza es cada vez más plural, la Motomami se convierte en estandarte de una generación que ya no busca encajar, sino destacar a su manera, vellos incluidos.