Nath Aponte no solo representó a Paraguay en La Voz Argentina, lo hizo con una autenticidad y fuerza que cruzaron fronteras y pantallas. Con cada presentación, su voz potente y carisma natural emocionaron al público, convirtiéndola en una de las favoritas del certamen. Aunque su camino se detuvo en la semifinal, su paso por el programa fue un trampolín emocional y artístico. “Aprendizaje” es la palabra que eligió para resumir su experiencia, y no hay término más justo para una artista que se transformó en vivo frente a millones.

En entrevista con PrimiciasYa, Nath confesó que el mayor reto no fue vocal, sino emocional: aprender a manejar el miedo y la ansiedad. “Fue un proceso re lindo, me ayudó a conocerme y a madurar muchas cosas”, expresó con gratitud. Su coach, el popular cantante Luck Ra, no solo le ofreció consejos musicales, sino también una valiosa lección de vida: que la humildad y la bondad son lo que realmente hacen brillar a un artista. Esa enseñanza se selló con una oportunidad inolvidable, telonear el show de Luck Ra en el Estadio Vélez, uno de los escenarios más imponentes de Argentina.

Representar a Paraguay fue un orgullo, pero también una gran responsabilidad. “La presión era más mía… quería que mi país se sienta orgulloso”, reconoció la artista. Con los pies en la tierra y la mirada hacia el futuro, Nath está decidida a seguir formándose: planea terminar su carrera en teatro musical, explorar distintos géneros, con el pop como punto de partida, y comenzar a trabajar en su propio material. La idea de hacer castings y continuar estudiando en Argentina le entusiasma, aunque también sueña con seguir activa en Paraguay.

Sobre sus aspiraciones, no duda en soñar en grande: “Es un sueñazo, pero me encantaría compartir escenario con Demi Lovato”, dice entre risas. Lo que sí tiene claro es el mensaje que quiere transmitir con su arte, libertad, autenticidad y conexión. “Los límites están en nuestra cabeza. Si el corazón late por el arte, es por ahí. Hay que construir seguridad desde adentro y compartir emociones reales”, concluye. Y así, con voz propia y corazón abierto, Nath Aponte sigue escribiendo su camino.